miércoles, 25 de noviembre de 2009

Cuento: Te amo aunque me mates.

Se sentía seguro dentro de aquel lugar. Sabía que nadie podría lastimarlo si ella lo cuidaba. Por eso la quería tanto. Desde hacía unos meses, ella había sido su hogar, su comida, su mundo. Con razón los bebes querían tanto a sus mamas. Pero ella era la mejor, él estaba seguro de eso. La amó desde el primer momento. No la conocía, pero sabía que era hermosa... no había visto su exterior, pero todo lo que ella pensaba y decía llegaba claramente.
El quería decirle cuanto la amaba. Pero no sabía hablar. Por eso intentaba comunicarlo a través de pataditas, o pequeñas caricias. Era muy pequeñito. Y su mamá no podía percibir sus movimientos... A veces le preocupaba no ser lo suficientemente bueno para su mamá. Temía decepcionarla... defraudarla. Él quería ser el mejor hijo para aquella mujer que le había dado la vida. Los otros bebes eran mas bonitos. Él era a penas un porotito. Pero ella lo quería, seguro que si. Ella lo aceptaría como fuera. Además él sabía que iba a crecer. Que estando dentro de aquel sitio, podría formarse un hermoso bebe, que su mama adoraría como él la adoraba a ella.
Pensaba en su familia. ¿Tendría hermanos? ¿Tendría abuelos, primos, tíos? ¿Cómo sería el mundo? Algunas veces tenía miedo, porque Dios le había dicho antes de existir, que la tierra era muy peligrosa. Que había gente malvada, que mataba y robaba. Gente a la que no le importaba la vida ajena. Pero también le prometió que ella iba a cuidarlo. Que nada ni nadie podría hacerle daño, porque su mama iba a protegerlo contra todo eso. Y el confió en eso.
Mientras soñaba con la única persona a la cual podría amar tanto, algo lo despertó. Una sacudida brusca, que lo hizo alarmarse. Tal vez era la hora de salir. No, no, no podía ser. Aún era demasiado pequeño, no quería desilusionarla. Pero no parecía ser eso. No escuchaba nada. La voz de su mamá no le llegaba. Se enfureció pensando que alguien podía estar haciéndole daño a ella. Quiso defenderla, cuidarla como ella lo cuidaba a él. No quería ni pensar que alguien pudiera lastimarla.
Se preocupó mas aún cuando la comida que llegaba a él por medio de ese cordoncito, empezó a escasear, hasta no quedar ni una gotita. Pronto todo se oscureció. Sentía frío. Frío y miedo. Sus manitos intentaban acariciar la panza de mamá, pero estaba paralizado. No podía moverse, ni abrir los ojos. Lloraba, lloraba mucho. Pedía a gritos auxilio de mamá. La necesitaba. Quería que ella estuviera bien, no quería preocuparla. Pero cada vez dolía mas.
Estaba helado. Oscuro. El aire a penas entraba a sus pulmoncitos recién formados. No entendía que pasaba. No entendía porque ella no lo socorría. Escuchaba voces... era su voz. Mamá estaba bien, entonces, ¿por qué no lo ayudaba? La voz de mamá hablaba con otra voz mas grave. Un señor. Él no entendía que decían. Mamá lloraba. Algo le dolía, estaba seguro. Bebé solo pudo escuchar como el seños le explicaba a su mama algo referido a un “aborto”. Él no sabía que era eso. Tal vez fuera una enfermedad, o una cura. Pero no podía ser algo bueno, porque él estaba muriendo.
Se puso muy triste al pensar que tal vez él era el culpable de que su mamá sufriera así. Que quizá ella estaba enferma por su culpa, y quiso morir. Jamás le quitaría la vida a su madre, jamás le haría daño a ella. Prefería morir si eso salvaba a mamá. Nadie iba a lastimarla, nadie.
Pero no... mamá no estaba mal. Él si. Poco a poco sus latidos se fueron apagando. Ya no había aire, calor, comida. No había nada. Quiso pedirle perdón por abandonarla, por desilusionarla. Pero algo lo empujaba. El no tenia fuerzas para defenderse de aquella cosa que ahora tiraba de sus manos y piernas. Quiso decirle que la amaba. Que a pesar de todo eso, él la amaba. Porque ella le dio la vida... le dio hogar y calor. Ella le dio todo lo que el había conocido.
Esa gente de la que Dios le había hablado, lo estaba matando. Esa gente que no respetaba la vida ajena. Tan pronto, y tan chiquito. Sin ni siquiera darle la oportunidad de vivir un momento. Sin dejarlo conocer el mundo, sin dejarlo nacer.
De pronto se le ocurrió una idea terrible. No quiso pensar en eso, pero sabía que era verdad. Mamá no lo amaba. Ella no lo quería. La misma mujer que le había dado la vida, ahora se la estaba quitando. Dolía mas la desilusión, que aquella sensación de asfixia que le hacía explotar los pulmones.
¿Odiarla? ¡Jamás! Podrá ser una inconsciente, ignorante, asesina. Pero era su mamá. Y el la amaba. Su último deseo fue perdonarla por todo ese daño que le hacía. Seguro ella estaba mal, igual que él. También le pidió a Dios que la perdonara. Al fin y al cabo, ella era todo lo que tenía. No entendía por que. Porque lo mataban. Porque ella, la misma que había adorado durante tres meses, dejaba que le hicieran tanto daño. Pero ya era tarde. Estaba nuevamente junto a Dios. Lloraba. Él lo abrazó.
Y allá en la tierra, mamá volvía a casa. Se daba un baño, cenaba, y se acostaba en su cama, calentita. Como si él jamás hubiera existido. Como si no hubiese llevado dentro alguien que la amaba por sobre todas las cosas. Como si no lo hubiese matado.

3 Comments:

  1. Antidopping said...
    Me parece que el cuento es un poco impactante. Debe ser muy complicado para a alguien que pasa por este momento leer esto, pero sin dudas, lo concientiza mucho. Le transmite el mensaje de que el aborto es un acto ilegal, es intervenir la vida de otra persona que tiene todo el derecho a vivir. Y más complicado se vuelve cuando es la madre quien decide hacerlo. No solamente la madre es responasable, el papá debe hacerese cargo de sus actos. Es complicado, pero lo transmite muy bien al mensaje. Muy lindo...
    Unknown said...
    Me parece que el tema en general es muy interesante, sobre todo el cómo te puede cambiar la vida un error de esa magnitud, no debe ser fácil afrontar esa experiencia, ni sirve inculcar el temor, me parece que a lo que apuntan es a la responsabilidad que se debe asumir frente a una situación como ésta.
    Y que de seguro no estarán sólas porque siempre los padres estarán para ayudarlas sea el error que cometan en sus vidas, pero eso no quita que por más que estén acompañadas la vida les va a cambiar, y eso sólo pueden manejarlo ustedes, ya tienen edad para decidir sobre sus propias experiencias pero sin olvidad que cada acto que realizen trae su consecuencia positiva o negativa como en éste caso y lo principal es tener valor para afrontarlo y hacerse cargo no lavarse las manos con un aborto que no sólo es un crimen sino que se están manchando la vida ustedes, porque por más que no se vea en la conciencia ese recuerdo las acompañará siempre.
    Aprovechen la adolecencia, rían, sean felices, no quemen etapas, todo llega a su debido tiempo, y un hijo es lo más maravilloso que te puede regalar la vida siempre que estés preparada y en condiciones de poderlo recibir para amarlo y ser amada.
    Yanina, Mailen, Lucia said...
    Nos parece muy importante que la gente que lee nuestro blog entienda eso, de verdad. No tenemos intención de JUZGAR ni nada parecido. Sabemos bien que nadie tiene el derecho de condenar a nadie, ni de decir que es lo que está bien y lo que está mal. Pero hay algo en lo que coincidimos, y es en que esta es nuestra forma de pensar. El aborto nos parece un asesinato CRUEL Y COBARDE. No juzgamos, ni condenamos. Solo expresamos nuestro desacuerdo frente a esto, y esperamos que entiendan lo importante y maravilloso que es el milagro de CREAR UNA VIDA.

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